Cuando surgen las primeras dificultades algunas personas creen que el amor ha muerto o que se han equivocado de pareja, y quizás sólo se trata de falta de recursos para conectar de nuevo y pactar acuerdos reconciliadores. Recuerda que ninguna pareja por sí misma es feliz o problemática por sí misma. Simplemente, algunas son más afines y otras no tanto. Ni los “polos opuestos” se atraen, ni hay que buscar el “alma gemela”. Pero si hay que aprender habilidades que te permitan aceptar y adaptar aquellas características de la persona que amas que no coinciden con las tuyas.
La mayoría de parejas que acuden a terapia vienen por problemas de comunicación o sexo. Cada miembro habla un idioma diferente y no parecen comprenderse. Y tengo que decirte que, en muchas ocasiones, he escuchado durante la primera sesión que realizar la terapia es el último cartucho para recuperar la relación. Sin embargo, en la gran mayoría de ellas, se han logrado solucionar los conflictos aprendiendo sencillas técnicas en terapia.
Para empezar, acudir a sesiones en pareja añade la empatía y el entendimiento necesarios para desbloquear aquello que nos impide sentir plenamente con nosotros mismos y con la persona a la que amamos.
Es evidente que para cada problema existe una solución. Y en terapia se descubren. Se aprende a ver otro ángulo de la relación, otra forma no explorada de solventar lo que nos sucede, con claves específicas para resolver los conflictos interpersonales, bloqueos íntimos y herramientas para comunicarnos mejor o tener una sexualidad más plena. Es aprender otra forma de conectar contigo mismo/a y con el otro. Es un espacio para encontrarte a ti mismo/a junto a un profesional que te puede ayudar a que te ayudes, a resolver dudas, aclararte y encontrar soluciones concretas.