Anorgasmia

Anorgasmia

El orgasmo, clímax, exaltación, culminación…, el cómo lo definas y lo conceptualices es un ingrediente importante para alcanzarlo. Por ello muchas mujeres sufren de anorgasmia: una dificultad persistente o recurrente de alcanzar el orgasmo después de una estimulación y excitación suficiente, que causa preocupación personal. Lo primero que tienes que saber es que, si te cuesta llegar al orgasmo o incuso si no lo has alcanzado aún, les sucede a muchas otras mujeres. Para algunas el hecho de no tener un orgasmo en algún encuentro sexual con su pareja puede no ser importante, sin embargo, para otras tener un orgasmo en cada uno de ellos es imprescindible. Incluso hay mujeres para las que es esencial tener un orgasmo durante el coito mediante la estimulación del pene en la vagina y para otras el incorporar la estimulación del clítoris manual durante el coito sea lo más normal del mundo. Si para ti alguno de estos ingredientes es imprescindible y te genera malestar, puede que sufras de anorgasmia.

 

Es una disfunción bastante frecuente. Pero hay que aclarar la existencia de distintos tipos:

 

  • primaria (nunca has experimentado un orgasmo)
  • secundaria (solías tener orgasmos o has llegado alguna vez, pero llevas un tiempo que no puedes alcanzarlos)
  • absoluta (no puedes tener orgasmos en ninguna circunstancia)
  • relativa (no alcanzas el orgasmo en determinadas circunstancias, por ejemplo, durante la penetración “anorgasmia coital”)
  • situacional (en ciertas situaciones puedes experimentar el orgasmo y en otras no, por ejemplo: logras tenerlos sola pero no con parejas, o a la inversa. También puede ser que te suceda con algunas parejas, con las que no tienes mucha confianza, te importa mucho la opinión que tengan de ti, o estás pendiente de demasiadas cosas que están lejos de tu placer, que hacen que no te concentres en lo que sientes).

 

¿Cuál es el motivo y cómo se puede superar?

 

Puede ocurrir por diferentes razones, pero lo más importante, existe una terapia específica para conseguir llegar al orgasmo. Ya que en la mayoría de los casos sucede por causas psicológicas. Otros motivos pueden ser orgánicos como enfermedades neurológicas, ginecológicas o endocrinas (diabetes, problemas cardiovasculares, estados de carencia hormonal, alteraciones en la musculatura perivaginal, lesiones pélvicas… entre otras). Sería conveniente que descartes cualquier causa fisiológica que te impida llegar al orgasmo acudiendo al médico para poder tratarlo.

 

Los motivos psicológicos son variados: desde las experiencias sexuales traumáticas, estrés, depresión o ansiedad, a factores como el “papel del espectador”, que es cuando estás más pendiente de cómo sucede el encuentro sexual que de disfrutar lo que sientes. Esto provoca una falta de concentración en tus sensaciones. También interfiere la educación sexual ya que las diferentes creencias erróneas respecto al sexo pueden llegar a provocar sentimientos negativos, como es la culpa o vergüenza. O la insatisfacción personal o con la pareja (monotonía) también pueden ser un motivo de la falta de placer. Al fin y al cabo, el sexo es un modo más de comunicación. Poder expresarte libremente con tu pareja y decir lo que te gusta y lo que no, facilita la fluidez en el sexo y disfrutarlo más. Para ello es importante conocer tu propio cuerpo y saber lo que realmente te gusta De esta manera conseguirás una estimulación adecuada. Por otro lado, la falta de preliminares, fantasías, o estimulación por parte de ti misma o de tu pareja puede no ayudar a alcanzar el clímax. Expresar lo que deseas hacer, cómo, con quién, lo que te causa placer, tus límites, hasta dónde quieres llegar, lo que quieres experimentar y vivir, te ayuda a vivir tu sexualidad de forma plena, placentera y satisfactoria.

 

Como ves los aspectos psicológicos o personales tienen, normalmente, una importancia fundamental para la satisfacción sexual. Entre estas características psicológicas cabe destacar: la autoestima, la seguridad personal, la aceptación de tu cuerpo y una actitud positiva hacia la sexualidad, entre otras. Estos aspectos emocionales y afectivos asociados a la sexualidad tienen una gran importancia.

 

Muchas de las dificultades que puedes encontrar a la hora de practicar sexo, se derivan de los mitos que has aprendido. Así, conceptos como idealizar el orgasmo, sentirlo y buscarlo como un fin en sí mismo, pueden ser las causas que te impidan alcanzarlo. Además, en bastantes ocasiones, la información que llega a través del cine es que el orgasmo de las mujeres es, y debe ser, explosivo. Pero la realidad es que cada mujer es diferente en cada situación y con personas distintas puede encontrarse con numerosos tipos de orgasmo. En cuanto a las sensaciones, es importante tener en cuenta que, a nivel fisiológico, tanto las contracciones de la vagina como el tiempo, varían en cada mujer. En este sentido, fortalecer la musculatura pubococcígea puede ayudar a incrementar las sensaciones y a producir más placer. Además, las mujeres suelen requerir más tiempo y más intensidad de estimulación previa para alcanzar el nivel adecuado de excitación que los hombres.  Y no sólo el tiempo de estimulación es importante, sino el dónde se estimula. No olvides que la mente manda pero que el principal foco o centro de excitabilidad de la mujer es el clítoris y no la vagina.

 

Es más, solo el primer tercio de la vagina tiene sensibilidad, los dos tercios restantes solo cumplen con la función reproductiva de contener al pene. Por lo tanto, cuando las mujeres alcanzan el orgasmo siempre interviene la estimulación del clítoris de modo directo o indirecto. Solo algunas mujeres (alrededor del 25%) pueden alcanzar el orgasmo con facilidad a través del coito (e, indirectamente, del clítoris). Por otra parte, es importante saber que el orgasmo puede ser puntual y explosivo o difuso y prolongado. Ninguno es mejor que el otro, son simplemente diferentes. Ambos tipos de orgasmo pueden darse en una misma persona en ocasiones distintas, aunque tendemos a producir más regularmente uno que otro. Incluso algunas mujeres pueden tener múltiples orgasmos en ocasiones puntuales o regularmente durante su actividad sexual.

 

Recuerda que parte de la responsabilidad del placer está en ti, en descubrirte, conocerte y expresar lo que te gusta y lo que no.

Silvia Sanz, Psicoterapeuta, terapeuta sexual y de pareja.

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