Conquistar sin hablar

Conquistar sin hablar

La postura, el movimiento corporal, la expresión del rostro o la mirada hacen que comuniquemos emociones, a veces, más intensas que las verbales.

Muchos gestos del cuerpo y el rostro proporcinan información sobre nosotros mismos de la que no somos conscientes. Se trata de señales que no seleccinamos con la atención, pero que, sin embargo, son perfectamente detectables por quienes nos rodean. Por ejemplo la conquista del otro está determinada por señales no verbales que resultan ciertamente seductoras, tales como juguetear con el cabello, mantener los ojos en los del otro, esbozar una sonrisa, … son gestos mecánicos que se hacen de forma automática.

En este caso, el cuerpo también habla. Cuando se intenta conquistar a alguien, la postura del cuerpo es frontal, raras veces es ladeada; el tronco se inclina ligeramente hacia el otro; se extiende el brazo o la pierna, impidiendo el paso a los intrusos; se ladea la cabeza y se muestran las palmas de las manos adoptando una actitud de indefensión y solicitando protección.

La importancia del rostro y la mirada

La cara transmite numerosas emociones, más de mil expresiones faciales son automáticamente posibles. Pero no sólo los gestos del rostro transmiten información, también la mirada es una fuente de comunicación.

Cuando miramos a alguien a los ojos, no sólo sabemos cómo se siente, sino que él sabe que nosotros conocemos su estado de ánimo. Esto es así porque el comportamiento ocular es la forma más sutil del lenguaje corporal. Y, de alguna manera, este contacto nos hace sentir abiertos, expuestos y vulnerables; tal vez esta sea una de las razones que inducen a muchas parejas a preferir estar en la intimidad a oscuras, evitando así el contacto que más profundiza en la relación sexual.



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