26 Ene Silvia Sanz, autora de ‘Sexamor’: «Uno de los errores que la gente comete en la cama es no disfrutar».Men´s Health
Hablamos con la psicóloga y sexóloga Silvia Sanz sobre la importancia del sexo en las relaciones, cómo potenciar nuestro placer sexual y su nuevo libro ‘Sexamor’.
- El sexo está en nuestra mente y si queremos potenciarlo hay que averiguar primero nuestras zonas erógenas y las de nuestra pareja.
- Podemos hacer muchas más cosas de las que creemos para no caer en la rutina en el sexo.
- Juegos sexuales y juguetes eróticos muy divertidos para mejorar el sexo con tu pareja
No hay duda de que si todo funciona en el amor y en el sexo, con una o varias parejas, vemos la vida diferente, nos hace sentirnos bien con nosotros mismos y con los demás, aumenta nuestra autoconfianza y esa confianza hace que mejoren todo el resto de factores de nuestra vida.
Por desgracia, no siempre conseguimos eso. Las parejas, o las relaciones amorosas o sexuales de cualquier tipo, atraviesan diferentes momentos, mejores y peores, y a veces nos cuesta gestionarlas.
Para ayudarnos a hacerlo, la psicóloga, sexóloga y terapeuta de parejas Silvia Sanz ha escrito Sexamor (Aguilar), un manual que recoge todo lo que, a su juicio, es necesario saber sobre la pareja, el amor y el sexo. Así que aprovechando la publicación de su libro, hemos contactado con ella para hacerle algunas preguntas.
Defíneme eso que tú llamas “Sexamor”
Realmente es un término que aúna el amor y el sexo, lo que yo considero que es la esencia de todas las relaciones de pareja.
A lo largo de los capítulos del libro, vas recorriendo todas las etapas de una relación y empiezas, claro está, por cómo nos conocemos. Aparte de hablar sobre apps y otras formas de conocer gente, me parece interesante el capítulo que dedicas al sexo en la primera cita. Según tu experiencia como sexóloga y terapeuta de parejas, ¿es una buena idea o no?
Lo primero que hay que hacer es preguntarse cuáles son nuestras expectativas reales con respecto a ese encuentro. Algunas personas tienen la secreta esperanza de que ese encuentro casual se convierta en una relación duradera, pero hoy en día nada es garantía de nada. Muchas relaciones comienzan de este modo y después se consolidan pero esto no siempre sucede.
Por otro lado, muchos de mis pacientes me han contado que sienten cierta presión social para hacerlo, pero que después se sienten vacíos tras este tipo de encuentros sexuales. O incluso que, si estas relaciones se tienen sin preservativo (lo que debería evitarse a toda costa), después les asaltan los temores sobre si se han podido contagiar de alguna ETS.
Por lo tanto, hay que tener claro que no estamos obligados a hacer nada que no deseemos y que no nos podemos dejar influenciar por la presión externa. En definitiva, nos podemos dejar llevar, pero siempre buscando la coherencia y la sintonía entre lo que pensamos y lo que sentimos.
Para que una pareja dure, no es suficiente quererse mucho, ¿verdad? Es muy común eso de: ‘Te quiero muchísimo, pero necesito que lo dejemos”.
Cierto. Es más frecuente de lo que creemos. El amor no es suficiente para mantener una relación. Existen otros ingredientes como la buena comunicación, la intimidad, la pasión, la complicidad, el compromiso y hasta el cómo cada uno entiende el amor.
He tratado a muchas parejas que por mucho que se amasen no se entendían y que al aprender a comunicarse de otro modo han logrado seguir adelante.
También he visto relaciones tóxicas, donde uno de los dos llama amor a controlar al otro y se mantienen juntos de un modo irracional, probablemente guiados por una fuerte dependencia emocional.
El tema del sexo durante el embarazo es, bueno, UN TEMA. ¿Cuáles son tus recomendaciones durante ese periodo para que no afecte a la relación de pareja?
Las relaciones de pareja cambian, evolucionan y se transforman, y esperar un hijo evidentemente afecta a la relación, pero no tiene que ser de una manera negativa. Lo primero que hay que mitigar es cualquier idea errónea o mito sobre qué se puede y qué no se puede hacer durante el embarazo.
He visto casos donde los hombres, por miedo a hacer daño al bebé, evitan la penetración y otros a los que la responsabilidad de ser padres les estresa tanto que pierden el deseo.
A las mujeres, el cambio físico también les pasa factura. Muchas se sienten inseguras por temor a no gustar a las parejas. O sienten menos deseo a causa de las hormonas, del cansancio, etc. Por otro lado hay algunas que tienen una libido desorbitada, por las nubes, durante determinadas etapas del embarazo.
Lo que está claro es que siempre se puede sustituir la penetración por otro tipo de relaciones íntimas para lograr no perder la complicidad entre ambos. Por ejemplo, recurrir a la masturbación. Siempre es bueno además, para preparar el parto, mantener un buen tono muscular y ejercitar los músculos uterinos, y los orgasmos ayudan a ello.
Pero sobre todo hay que cuidar la buen comunicación para acabar con los miedos y las inquietudes y, una vez que nazca el bebé, hay que continuar conquistando a la pareja, porque aunque no lo parezca, hay tiempo para todo.
Parece que la convivencia, la vida en pareja, es un enemigo del deseo sexual, ¿qué recomiendas hacer para no perderlo?
Es un tema bastante frecuente en consulta. La rutina sexual en las relaciones. Muchas personas me cuentan que aman a su pareja, que les atrae, pero que es muy previsible todo lo que sucede entre ellos a nivel sexual. Por ello evitan de modo inconsciente tener relaciones, que se van espaciando cada vez más.
Algunos de los motivos que provocan esta rutina sexual no son solo la convivencia, ni el tiempo juntos, son más la indiferencia, el desinterés, la falta de estímulos o dar prioridad a otras actividades. Lo que está claro es que podemos hacer muchas más cosas de las que creemos para no caer en la rutina en el sexo.
He visto parejas que llevaban juntas 25 años y que mantenían una actividad sexual bastante frecuente, disfrutaban y sentían deseo. Y si les hiciéramos la pregunta de cuál era su secreto, algunas de las respuestas serían que el amor por sí solo no es un antídoto contra la monotonía, que la actitud tiene que ser activa, comprometida, de cuidar cada día la relación y que al final el sexo es un modo de comunicarse. Hay que cuidar el modo en el que cada día conquistamos a nuestra pareja. Esa es la receta del amor.
En el libro también hablas de técnicas sexuales para potenciar el placer con nuestra pareja. ¿Me podrías comentar las más interesantes?
Lo primero es que la mejor técnica es conocerse a uno mismo o a una misma, es decir, descubrirse. Por otro parte, el sexo está en nuestra mente y si queremos potenciarlo, antes de nada, hay que averiguar cuáles son las teclas para intensificarlo, descubrir tus zonas erógenas y jugar a encontrar las de tu pareja es muy buen plan para iniciarte en potenciar el placer. El lema de “conocerte te da placer” es una buena definición para descubrir zonas más allá del punto G como son el punto B, el U, el A, L, F y algunas otras letras del abecedario que pueden potenciar nuestro éxtasis. Y que además, aún hoy en día, son grandes desconocidas para muchas personas.
¿Y qué hay del tema de abrir la pareja? A priori parece excitante pero, no es un juego muy peligroso?
Realmente es una práctica muy cuestionada y con la que muchas personas disfrutan, pero también es el detonante de muchos conflictos. Para poder evitarlos, existen algunas claves como, por ejemplo, establecer unas pequeñas normas dentro de la relación antes de dar el paso y sobre todo que ambos estén totalmente de acuerdo.
He visto casos en los que uno de los dos accede a abrir la relación porque su pareja se lo demanda y teme perder su amor, pero al hacerlo sin confianza, puede provocar que esa solución se convierta en el problema.
Es fundamental sentir mucha seguridad dentro de la relación para que pueda abrirse.
¿Cuáles son los principales errores que la gente comete en la cama?
Uno de los principales errores que la gente comete en la cama es no disfrutar. Y esto puede estar provocado por estar demasiado pendiente de cómo nos ven, no tomar la iniciativa, creer que solo existe una zona erógena, comparar a la pareja con la que estás con parejas anteriores o no pedir lo que no nos gusta.
Hay que saber pedir, preguntar, decir que no y abrirte a probar nuevas experiencias.