23 Ene «Solo le pido a la vida que Jennifer Aniston y Brad Pitt vuelvan a estar juntos»: ¿por qué nos empeñamos en que se reconcilien? Colaboración SModa EL PAÍS
Comparto mi colaboración con S Moda El País
A raíz del sonado reencuentro entre una de las exparejas más famosas de Hollywood, dos expertas en psicología nos explican los motivos que nos hacen fantasear con que vuelvan a estar juntos.
Para muchos es la primera gran fotografía que nos deja este recién estrenado 2020. Jennifer Aniston y Brad Pitt, protagonistas de uno de los más célebres matrimonios –y divorcios– de este siglo, retratados juntos y en público por primera vez en más de una década. Si de verdad las redes han estado alguna vez cerca de arder, fue tras publicarse las imágenes de este reencuentro propiciado por los premios del sindicato de actores de Hollywood (SAG Awards). Aniston, con vestido de satén blanco y Pitt, de esmoquin pero sin corbata, celebraron juntos los respectivos galardones cosechados en la ceremonia: él, el de mejor actor de reparto por Érase una vez en… Hollywood; ella, el de mejor actriz protagonista en televisión por The Morning Show. El episodio volvió a despertar los deseos desinhibidos de las hordas de fans que desean que la pareja decida darse otra oportunidad y demostrar que, todavía en 2020, los romances made in Hollywood existen. Desconocedores de si ese final feliz escrito por los guionistas es realmente beneficioso para los personajes del cuento, ¿por qué seguimos empeñados en ponernos el disfraz de cupido?
Tras el encuentro en los SAG Awards, las redes sociales y los medios de comunicación registraron con precisión de perito cada detalle de las imágenes (¿por qué la agarra de las muñecas?, ¿la sonrisa de Pitt presenciando su discurso refleja admiración o un fuego nunca extinguido?) y de las reacciones en las plataformas digitales (los ‘Me gusta’ de Courteney Cox coparon titulares). El blue monday, el supuesto día más triste del año, se convirtió en el dream monday, con cientos de tuiteros dispuestos a mostrar sus anhelos de reconciliación y ofreciéndose incluso a participar para coronar este ‘ochomil’ de la prensa rosa. “Si he podido volver a juntar a My Chemical Romance y a los Jonas Brothers, por supuesto puedo hacerlo con Brad Pitt y Jennifer Aniston. 2020 es el año en el que voy a lograr que pase”, aseguraba el productor musical Mark Hoppus en un tuit que contó con más de 35 mil ‘me gusta’. “Solo le pido a la vida que Jennifer Aniston y Brad Pitt vuelvan a estar juntos, ¿vale?”, añadía la youtuber española Andrea Compton.
Más allá del entretenimiento recreativo, ¿qué dice de nuestra manera de entender el amor este empeño en la reconciliación de una pareja divorciada desde hace quince años? “La mayoría de nosotros anhelamos un amor eterno y buscamos modelos de referencia, en ocasiones, personajes famosos. Si esos modelos se rompen parece que perdemos el referente”, explica a S Moda Silvia Sanz. La psicóloga y sexóloga establece una analogía entre este episodio y los cuentos clásicos. “¿Qué sucedería si nos dijeran que el príncipe abandonó a la princesa después de besarla? Generaría una frustración por la expectativa que ponemos en la historia, y algo similar ocurre con este tipo de estrellas que creemos ideales”. Ivorra coincide: “El amor romántico tiene ese punto tóxico en el que crees que, como en las películas, las personas destinadas a estar juntas deben sortear obstáculos para lograrlo. En su caso se trasladó la imagen de que no dejaron de quererse, sino que alguien más se interpuso. Al desaparecer ese obstáculo –Angelina Jolie– parece que todo pudiera volver a la normalidad. Sesgamos la realidad buscando una imagen, un gesto de amor entre ellos, que nos haga creer que fueron felices para siempre”.
El fenómeno no se da solo con Aniston y Pitt. Kristen Stewart y Robert Pattinson, Antonio Banderas y Melanie Griffith, Alexa Chung y Alex Turner, Rachel McAdams y Ryan Gosling o Emma Stone y Andrew Garfield son otras de las parejas cuyas rupturas también rompieron el corazón de sus seguidores y cada posible reencuentro eleva las esperanzas de que la historia de amor pudiera retomarse. Incluso con dúos que jamás estuvieron juntos en la vida real pero sí en la gran pantalla como Kate Winslet y Leonardo DiCaprio o Lady Gaga y Bradley Cooper, cuya química nos lleva a fantasear con que aquello que hemos visto no puede ser producto solo de la imaginación de los guionistas y de una notable dirección de actores.
La consabida complejidad y diversidad de las relaciones modernas no parece haber conseguido contrarrestar nuestra apuesta a que las historias románticas cuenten con un desenlace clásico y no con un final agridulce a lo La La Land. En el caso de Jennifer Aniston, cuyo papel de Rachel Green en Friends la convirtió en la novia de América –y de medio mundo– y cuya simpatía en el público dio nombre incluso una neurona relacionada con la memoria selectiva, se suma el hecho de que la hemos visto enamorarse y desenamorarse en la ficción en numerosas ocasiones. Como si de un nuevo capítulo de la mítica sitcom se tratara, nos sentamos en el sofá para recordar tiempos mejores que el actual. “En este caso también pueden participar la nostalgia y la negación. La nostalgia porque esas relaciones nos recuerdan a épocas buenas de nuestra vida y nos cuesta aceptar que ya no son lo que eran. Y de negación porque si nos hemos sentido rechazados o hemos roto con nuestra pareja buscamos escenarios similares, esperando que las historias tengan un final distinto, para motivarnos y tener una expectativa de que todo puede volver a ser igual que antes”, evoca Sanz.
Por muy fuerte que lo deseemos, tanto Jennifer Aniston como Brad Pitt han sido explícitos a la hora de confirmar que el amor está más que superado. Es lo más habitual en estos casos, seas estrella de cine o no. “Aunque algunas parejas sí han regresado después de muchos años separadas, la realidad es que la mayoría ha crecido por el camino y ya no tienen ningún interés en volver”, concluye Susana Ivorra. Más allá de la amistad y el buen rollo que puedan mantener en futuros reencuentros, los románticos tendrán que conformarse con acudir a la hemeroteca para poder verlos viviendo felices y comiendo perdices.