El ‘sexting’ entre los más jóvenes sigue reflejando el peso de la moral tradicional, Silvia Sanz colabora con EL PAÍS

El sexting entre jóvenes y la moral tradicional - Silvia Sanz

El ‘sexting’ entre los más jóvenes sigue reflejando el peso de la moral tradicional, Silvia Sanz colabora con EL PAÍS

La reconocida psicosexóloga Silvia Sanz, psicóloga y sexóloga con más de 20 años de experiencia, aborda el fenómeno del sexting entre jóvenes y su relación con la moral tradicional de diferentes países. El artículo del periódico El País, basado en un estudio que compara las prácticas de sexting entre menores de 25 años en España, Colombia y México, destaca cómo las normas culturales y los valores sociales influyen en esta forma de interacción digital. Con su enfoque integrador, que combina terapia cognitivo-conductual, sexología y terapia de pareja, Silvia ofrece una perspectiva clara y práctica sobre cómo los jóvenes navegan por este terreno y cómo los adultos pueden guiarlos hacia un uso responsable de la tecnología.

¿Qué es el Sexting?

El sexting, definido como el intercambio de mensajes, fotos o vídeos de contenido erótico a través de dispositivos digitales, es una práctica común entre los jóvenes de 17 a 25 años. Según el estudio citado, el sexting tiene características universales pero varía según el contexto cultural. Por ejemplo, las mujeres jóvenes españolas tienden a participar más activamente en esta práctica que sus pares colombianas y mexicanas, mientras que en México los hombres muestran una visión más positiva del sexting, influenciados por estereotipos de masculinidad tradicionales. La principal motivación para practicarlo es reforzar la intimidad con la pareja, aunque factores como la presión social o el consumo de alcohol también juegan un papel, especialmente en Colombia.

La influencia de la moral tradicional

Silvia explica que la libertad sexual femenina está directamente relacionada con la comodidad de las mujeres en el sexting. En países con mayor apertura, como España, las jóvenes se sienten más libres para compartir contenido erótico sin temor al juicio social. Sin embargo, en contextos más conservadores, como ciertas regiones de México y Colombia, las mujeres enfrentan un mayor riesgo de estigmatización. “En sociedades más conservadoras o misóginas, la mujer que toma la iniciativa o exhibe su cuerpo es mucho más fácil que se vea juzgada”. Este doble estándar refleja cómo el machismo sigue limitando la expresión sexual femenina, incluso en el ámbito digital.

El artículo también aborda los riesgos asociados al sexting, como el ciberacoso, la sextorsión y la difusión no consentida de contenido. Los jóvenes, según el estudio, subestiman estos riesgos, lo que resalta la necesidad de una educación digital más robusta. Silvia Sanz enfatiza que el sexting responsable implica no solo evitar mostrar rasgos identificativos (como el rostro o tatuajes), sino también reflexionar sobre las motivaciones emocionales detrás de la práctica: “Saber cuándo quieres hacerlo, con quién y qué te lleva a hacerlo emocionalmente”.

La normalización de la intimidad y sus implicaciones

Otro aspecto clave del artículo es la banalización de la intimidad en la era digital. El contenido sexual se ha normalizado en la vida cotidiana, desde vallas publicitarias hasta stickers de WhatsApp, lo que reduce la percepción de privacidad. Esta banalización, combinada con la exposición constante a imágenes eróticas, crea un entorno donde los jóvenes sienten menos inhibiciones para practicar sexting, pero también menos conciencia de sus consecuencias. Silvia subraya que el sexting no debe usarse como una herramienta para probar amor, ganar aceptación o cumplir expectativas sociales, sino como una decisión libre y consensuada.

Recomendaciones para una práctica segura

Para promover un sexting responsable, Silvia junto con otros expertos recomiendan:

  • Educación emocional y digital: Enseñar a los jóvenes a diferenciar entre lo público y lo privado, y a entender el consentimiento real.
  • Evitar la demonización: Prohibir o estigmatizar el sexting puede ser contraproducente. En lugar de ello, se debe fomentar un diálogo abierto sobre sus riesgos y beneficios.
  • Reflexión personal: Antes de enviar contenido, los jóvenes deben preguntarse si realmente desean hacerlo y si están cómodos con la posibilidad de que ese contenido se difunda.
  • Protección de la identidad: Evitar incluir elementos identificativos en fotos o vídeos para minimizar riesgos en caso de filtraciones.

Silvia aboga por un enfoque educativo que combine la alfabetización digital con el desarrollo de habilidades emocionales, ayudando a los jóvenes a tomar decisiones informadas y seguras.

El artículo de EL PAÍS con la colaboración de Silvia pone de manifiesto que el sexting entre jóvenes es más que una moda tecnológica: es un reflejo de las dinámicas culturales y morales de cada sociedad. Mientras que en contextos de mayor libertad sexual las mujeres se sienten más empoderadas para participar, en entornos conservadores persisten barreras que limitan su autonomía. Con su experiencia como psicóloga y sexóloga, ofrece una guía valiosa para que jóvenes y adultos comprendan los matices del sexting, promoviendo una sexualidad digital responsable y libre de juicios. Este análisis no solo desmitifica el sexting, sino que también invita a reflexionar sobre cómo la educación y la comunicación pueden transformar esta práctica en una expresión saludable de la intimidad.

Autor: Facundo Macchi

Artículo completo:  El ‘sexting’ entre los más jóvenes sigue reflejando el peso de la moral tradicional de cada país