
23 Abr El ‘sexting’ entre los más jóvenes y la moral que no se desconecta, Silvia Sanz colabora con MUNDIARIO
El sexting entre jóvenes, entendido como el intercambio de mensajes, fotos o vídeos de contenido erótico a través de plataformas digitales, se presenta como una práctica contemporánea que, lejos de ser una expresión libre de la sexualidad, está profundamente influenciada por códigos morales tradicionales y dinámicas de género. Un estudio reciente, que abarca a jóvenes de 17 a 25 años en España, México y Colombia, revela cómo estas interacciones digitales reflejan las tensiones entre la libertad sexual y las expectativas culturales. La psicóloga y sexóloga Silvia Sanz, una voz destacada en este análisis, subraya la importancia de comprender las motivaciones detrás del sexting para fomentar una sexualidad más autónoma y consensuada. A continuación, se explora este fenómeno desde diversas perspectivas, destacando los factores culturales, las presiones sociales y la necesidad de educación emocional.
Contexto cultural del sexting entre jóvenes
El sexting entre jóvenes no es un fenómeno homogéneo; varía según el contexto cultural de cada país. En España, las mujeres jóvenes tienden a participar más activamente en estas prácticas, lo que podría interpretarse como un signo de empoderamiento sexual. Sin embargo, en México, los hombres asocian el sexting con placer y diversión en mayor medida que las mujeres, quienes enfrentan una mayor presión social para enviar contenido. En Colombia, factores como el consumo de alcohol o la influencia de grupos sociales juegan un papel determinante. Estas diferencias evidencian que la libertad sexual está condicionada por normas culturales que dictan cómo se percibe y practica el sexting. Silvia destaca que, en contextos donde las mujeres enfrentan menos juicios, sus decisiones sobre compartir contenido íntimo son más genuinas, lo que subraya la relación entre permisividad cultural y autonomía sexual.
Presión social y consentimiento: un desafío persistente
Uno de los aspectos más críticos del sexting es la delgada línea entre el consentimiento y la presión emocional. Muchas veces, los jóvenes, especialmente las mujeres, participan en estas prácticas no por deseo propio, sino por miedo a perder una relación, buscar validación o responder a expectativas sociales. SIlvia señala que esta dinámica refleja una moral tradicional que castiga la iniciativa sexual femenina, convirtiendo la libertad en un riesgo. Por ejemplo, en México, las mujeres reportan sentirse influenciadas por sus parejas para enviar contenido, lo que refuerza estereotipos de género como el del «macho latino». Este escenario plantea preguntas sobre la autenticidad del consentimiento en el entorno digital, donde la presión puede disfrazarse de elección voluntaria.
El espejismo del control digital
La creencia de que las plataformas digitales son espacios seguros y privados es otro factor que complica el sexting. Los jóvenes a menudo subestiman los riesgos de compartir contenido íntimo, asumiendo que tienen control sobre quién lo ve. Sin embargo, se advierte que enviar una imagen por redes sociales es comparable a exponerla públicamente. Este espejismo del control digital agrava las consecuencias de la difusión no consentida, que puede llevar a ciberacoso o humillación pública. Silvia, experta en sexología, aboga por una alfabetización digital que vaya más allá de los aspectos técnicos, enfocándose en enseñar a los jóvenes a evaluar los riesgos emocionales y sociales de sus decisiones en línea.
La necesidad de educación emocional
Para abordar los desafíos del sexting, la educación emocional emerge como una herramienta clave. Más allá de advertir sobre los peligros técnicos, como la filtración de imágenes, es fundamental enseñar a los jóvenes a reflexionar sobre el «por qué» y el «para qué» de sus acciones. La psicóloga enfatiza que el sexting no debe demonizarse, ya que forma parte de la exploración sexual natural, pero sí debe acompañarse de un entendimiento profundo del consentimiento y la autoestima. Programas educativos que promuevan la comunicación abierta sobre deseos y límites, así como el respeto mutuo, pueden ayudar a desmantelar las presiones de la moral tradicional que aún regulan la sexualidad digital.
Hacia una sexualidad digital más libre
El sexting entre jóvenes es un reflejo de las tensiones entre la modernidad tecnológica y las estructuras morales heredadas. Aunque las nuevas generaciones tienen acceso a herramientas que facilitan la expresión de su sexualidad, las decisiones que toman están moldeadas por normas culturales y expectativas de género. La perspectiva de Silvia resalta que, para que el sexting sea una práctica verdaderamente libre, es necesario cuestionar estas normas y fomentar un entorno donde el consentimiento sea claro y la autonomía sea la prioridad. Este enfoque no solo protege a los jóvenes de los riesgos asociados, sino que también les permite explorar su sexualidad de manera saludable y respetuosa.
En conclusión, el sexting entre jóvenes es mucho más que un intercambio de contenido erótico; es un espejo de las dinámicas culturales y sociales que configuran la sexualidad en la era digital. A través de la educación emocional y una mayor conciencia de los factores que influyen en estas prácticas, es posible construir un futuro donde la tecnología sea un aliado de la libertad sexual, en lugar de un campo minado por la moral tradicional.
Articulo con MUNDIARIO completo: El ‘sexting’ entre los más jóvenes y la moral que no se desconecta
Autor: María Paula Martínez